miércoles, 11 de mayo de 2011

La caricatura: Tecnología de punta

Los miércoles dedicaré un espacio del blog a la caricatura cubana. Trataré de pasar por casi todos los humoristas gráficos de las diferentes provincias. Es un pequeño homenaje de Latidosdecuba a todos aquellos artistas que nos hacen pensar y reir.

Caricatura de: Douglas Nelson Pérez (Chispa) /Cienfuegos

Puede encontrar más caricaturas de Chispa en: http://lachispadelhumor.blogia.com

Recomiendo leer,  del inolvidable Manuel González Bello:
 
Risoterapia

La risa es imprescindible, aunque algunos en su vida diaria, con su comportamiento, lo nieguen. La risa es buena para el espíritu y para el correcto funcionamiento del organismo. Así como existe la psicoterapia, la fisioterapia y hasta la fangoterapia, debieran abrirse consultas de risoterapia.

Me imagino al paciente tendido sobre la cama, y al psiquiatra que le indica: alegre su alma, piense en algo feliz, en estos momentos usted es el hombre más dichoso del planeta, ría, sonría.

Una dosis de risa, aunque sea pequeña, alivia las ten­siones, reduce el stress (para algunos scuatro y hasta scinco). La risa, cuando no proviene de la maldad, de la burla y la canallada, es expresión de nobleza, de limpie­za espiritual, de placer del alma, de amor a uno mismo y a los demás. La risa es vida. Por eso aprecio tanto la expresión “morirse de risa”. Ninguna muerte es buena, pero si me dieran a escoger, no dudaría en que me diera un infarto de risa, o que me llevaran ante un pelotón de fusilamiento y me dispararan carcajadas al corazón.

Siempre he dudado de la seriedad de esas personas que todo se lo toman en serio, desde un velorio hasta un cumpleaños, desde un ciclón hasta un baño en la playa; de esos que piensan que para enfrentar una tarea responsa­blemente, hay que tener cara de criminal, no admitir una broma, desterrar el más mínimo chiste. En todos ellos creo descubrir a un débil, inseguro de sí mismo.

Y que no se confunda uno de esos serios: no estoy proponiendo el choteo y el relajo como estilo de vida, sino cantar hasta para lo más serio un himno de ale­gría. Nunca olvidaré a La China, aquella medio loca que hace unos años andaba por las calles habaneras repartiendo cantos y bromas a los transeúntes. De­cía: "Lo que quiero es morirme con ella dentro... con la alegría dentro".

Con la cordura de ciertos locos, La China nos en­tregaba una filosofía de vida: vivir alegres, morir alegres.

Choferes, conductores, porteros, recepcionistas, secretarias, jefes, enterradores, médicos, periodistas, bodegueros, ceramistas, comerciantes por cuenta pro­pia, pilotos, mecánicos, administradores, músicos, poetas, policías de tránsito, amas de casa, estudiantes, jubilados, alquimistas, solterones, señoritas, occiden­tales, centrales y orientales, todos, seríamos mejores si anduviéramos por la vida, en nuestra relación diaria, con la risa y la sonrisa a cuestas.

Como ciertos medicamentos, sería bueno tomar una cucharada de risa en desayuno, almuerzo y comida. Y si lo hacemos también al acostamos, mucho mejor.
 

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